martes, 9 de junio de 2015

Generación Ni Ni

Se define a los Ni-Ni como aquellos jóvenes entre 15 y 28 años que Ni estudian, Ni trabajan. En principio y según los diferentes estudios que he tenido que leer para poder hablar de ellos, son gente apática, jóvenes en su mayoría pertenecientes a niveles económicos medios-altos, que ven el futuro con incertidumbre.

Por supuesto, tras tantos estudios se llega a la conclusión de que el grupo de los Ni Ni se puede dividir en subgrupos:

Los que no terminaron la ESO, son jóvenes, normalmente de hogares medios, cuyos padres se hacen cargo de ellos, de manera permanente, ya que en vista del mercado laboral que nos espera, lo más seguro es que sin un título en educación secundaria no tengan ni la opción de ejercer de “segurata” en el aparcamiento del Carrefour por las noches.

El segundo grupo, acabaron la ESO, y lo han dejado entre bachiller, módulos, y principios de universidad… Este grupo, mejor formado y valorado, normalmente, ha probado varias opciones pero sin llegar a escoger ninguna. Este grupo  es llamado por algunos psicólogos de transición, o de madurez tardía, ya que se supone que son individuos ( es decir, gente como nosotros) que una vez aclaren sus opciones terminarán… en algunos de los dos siguientes grupos de Ni Nis.

El tercer grupo, Ni Nis de modulos, son los que más probablemente acaben encontrando un trabajo y ejerciendo una profesión en el tema que han estudiado o practicado. Pertenecen también a niveles sociales medios y por insistencia e influencia de la familia han sacado algún tipo de módulo de carpintería, electricidad, fontanería. Este grupo, que comenzará como antiguamente se hacía de aprendiz de algún familiar o conocido de la familia, en donde aprenderá realmente como se realiza el verdadero trabajo (no lo que aprendió en las clases) y al llegar, no su primer sueldo de ayudante, sino el primer sueldo de verdad, que le permita soñar con un coche de segunda mano o la ilusión de una vida independiente, se acomodará en “el fin de mes” y abandonara a la perdida generación Ni Ni por una vida de proletariado con sueldo.

El cuarto grupo, el más preocupante de todos, es el de los universitarios, estudiantes ya graduados, que han invertido entre 4.000 € y 18.000 € en educación universitaria al año, sin hablar del master o los cursos de post grado, y que tras acabar la misma, tienen las opciones o de convertirse en eternos becarios (según un estudio de Eduardo Bericat, catedrático de Sociología de la Universidad de Sevilla) o en ser parte de otra nueva generación la JAS (Jóvenes Sobradamente Preparados) apáticos a la hora de buscar un trabajo, conocedores de que más de la mitad podrían acabar en el mencionado puesto de “segurata” de un aparcamiento, o de cajero en alguna de las grandes redes de centros comerciales, o incluso de tele-operadores para alguna compañía de telefonía o energética.

Este es el dilema de la generación pasada, quien sabe si también será nuestro dilema.  

domingo, 7 de diciembre de 2014

Carta al director

Me llamo Noelia y soy el futuro.

Suena raro decirlo así, pero es verdad, somos la generación del futuro, pero… con este presente,  somos el futuro ¿de qué?, ¿Qué opciones tendremos?

¿Qué vamos a ser?, ¿Qué pensamos estudiar? , pero la pregunta más importante de todas ¿A qué nos vamos a dedicar?

Yo sé que quiero un trabajo fijo y estable con un sueldo decente, unas buenas vacaciones pagadas y fines de semanas completos, pero trabajando ¿de qué? ¿Qué carrera universitaria elijo para conseguir eso?, ¿o es mejor que escoja un  módulo?, ¿Sigo a  mis instintos y vocaciones o las rechazo en favor de un futuro más estable y remunerado?

Cuanta gente conocemos que se dedique ahora a lo que quiere, ¿cuantos abogados, maestros, historiadores hay en trabajos que no se imaginaron?

Me quedan (espero) dos años más antes de empezar la universidad, ahora mismo gana en mí el “quiero ser maestra” (pero el motivo es egoísta), el fallo es que… como se dice ahora… tal y como están las cosas, ¿seré o trabajare en lo que yo quiera y estudie?, ¿o todo ese esfuerzo y trabajo que haga será un tiempo inútil, perdido, que no ha valido para nada?


¿Quién me puede decir cuál será mi futuro?¿Tengo futuro?

domingo, 16 de noviembre de 2014

Don Juan Tenorio...

Don Juan Tenorio

PARTE II
ACTO II
ESCENA II

Se ve a don Juan y estatua de Gonzalo con sombras de zombis que le acompañan. Al fondo hay una mesa elegantemente puesta en la que grotescos hombres lobos junto con payasos están  comiendo usando las manos y eructando sin parar.


Estatua: Aquí me tienes, don Juan, y vienen conmigo los zombis que envía el diablo reclamando tus sesos y vísceras como castigo divino.

Juan: ¡Jesús!

Estatua:  ¿Y de qué te alteras? ¿No te gustan tus futuros compañeros de mesa?

Juan: ¡Ay de mí!

Estatua:  ¿Qué? ¿El corazón te desmaya? Nuestros amigos prefieren su convite con vida, algo sobre que en sus sesos hay más sentido.

Juan: Creo que estoy perdido, lo que veo no puede ser verdad, debo de estar perdiendo la cabeza.

Estatua: Porque concluye tu existencia.

Juan: ¿Qué dices? ¿Por qué hablas estatua?

Gonzalo: Lo que te avisó doña Inés, lo que te he avisado yo, y lo que olvidaste, loco. Mas el festín que me has dado debo devolverte y te juro por lo más sagrado que me encargaré de que con vida estés cuando todos estos monstruos de ti se alimenten bien.

(Los hombres lobos y los payasos que van mudando sus ojos pintados a los de monstruosas serpientes se quedan mirando a don Juan fijamente, antes de seguir con su banquete)

Juan: ¿Qué me das?

Gonzalo: Te doy lo que tú serás. Aquí fuego, allí ceniza, pero todo después de que sufras una larga agonía.

Juan: Ceniza, bien, ¡pero fuego!

Gonzalo: El de la ira de dios que es tanta que ni el diablo te concede la eterna muerte, sino que te volverá como esos, un muerto viviente en pena, que tendrá solo sed de sangre y carne pero tú lo harás con conciencia.

Juan: ¿Conque hay otra vida y otro mundo? ¿Es verdad que a esto me pueden condenar? ¿A la condena de una vida eterna rodeado de mal? ¿Y ese reloj?

Gonzalo: El poco tiempo que te queda.

Juan: ¡Se está acabando ya!

Estatua: Sí, míralos ya se acercan.

(En ese momento se acercan los zombis a Don Juan, los hombres lobos vuelven la vista hacia el con los ojos en blanco y sangre y carne en la boca y en las manos. Los payasos se deslizan por el suelo como serpientes mientras se aplanan hinchándose solamente sus cuerpos con el movimiento de un falso respirar)

Juan: ¡Páralos! ¡Diles que no! ¡Injusto Dios! Ahora me muestras tu castigo cuando ya condenado estoy a padecerlo con dolor.

Estatua: Don Juan, Dios solo ayuda a quien se arrepiente, y de esos no serás tu...

(Manos empiezan a trepar por las piernas de Don Juan. Los hombres lobos lo olfatean y babean ya sobre él.)

Juan: ¡Imposible en un momento borrar treinta años de crímenes y delitos!

Estatua (tocan a muerto): Eso es, sigue así, compadécete de ti que el plazo va a expirar. Las campanas están doblando por ti, y están cavando la fosa en que te han de meter para que su festín los monstruos se puedan dar.

Juan: ¿Por mi doblan?

Gonzalo: Sí.

Juan (se oye el oficio de difuntos): ¿Y esos cantos funerales?

Estatua: Los salmos penitenciales que por ti quieren rezar, no saben los ilusos que estarás en esta vida más tiempo que ellos quizás y a sus hijos e hijas aterrorizaras.

Juan: ¿Y aquel entierro que pasa?

Gonzalo: El tuyo.

Juan:¿Muerto yo?

Gonzalo:  El capitán te mató a la puerta de tu casa.

Juan: Tarde la luz de la fé penetra en mi corazón, ¡Ah!  Por qué idiota de mi me gané a pulso la condena que ahora me van a imponer. Por qué burlé, robé, maté y todo por conseguir una muesca más en mi cinturón a consta de las castidades que veía y quería robar. No, no hay perdón para mí.

(A los zombis.)

Pero ahí estáis todavía inmóviles.

(A los hombres lobos)

Dejadme morir en paz.

(A los payasos que poco a poco han ido mudando sus ropas en serpientes viscerales)

¡Ya basta!¡No os acerquéis a mí!

(A la estatua)

¿Qué esperan de mí?

Estatua: Que mueras, para llevarse tu alma y tu ser. Don Juan; ya tu vida toca a su
fin o un nuevo y siniestro comienzo tal vez. Dame la mano en señal de despedida.

Juan: ¿Me muestras ahora amistad?

Estatua: Sí; que injusto fui contigo.

Juan:. Toma, pues.

(Le da la mano, que se la agarra fuertemente, y se la pasa a los zombis que empiezan a intentar mordisquearla ahí mismo)

Gonzalo: Ahora, don Juan, pues desperdicias también el momento que te
dan, ven con tus amigos y veras lo que es el infierno.

Juan: ¡Aparta! ¡Suelta engendro de Satanás! Soltadme la mano, que aún queda un
último grano en el reloj de mi vida. Soltadme digo, que si es verdad que el arrepentimiento da a un alma la salvación de toda una eternidad, yo, Santo
Dios, creo en ti. Si es mi maldad inaudita, tu piedad es infinita... ¡Señor, ten
piedad de mí!

Estatua: Ya es tarde, hambrientos están, déjales que te mordisqueen un poco más. Entrégate a ellos sin rechistar.


(De repente todos se alejan de don Juan, las serpientes-payasos se alejan siseando y arrastrándose, los hombres lobo huyen despavoridos con aullidos de terror y los zombis se esconden detrás de la estatua de Gonzalo. Frente a ellos aparece doña Inés, vestida de un blanco inmaculado, con brillo de diamantes en su piel y su pelo y toda ella  destellando tan fuerte que hasta don Juan ha de cerrar los ojos frente a ella)

martes, 23 de septiembre de 2014

Autorretrato lingüistico

Vivimos en Cantabria, y aunque somos parte de España tenemos nuestras propias expresiones y nuestro modo único de utilizar el lenguaje.

Por ejemplo nosotros nos podemos  esquilar a una cagiga , es decir subirnos a un roble. También podemos calzarnos unos espais (playeras). También somos capaces de hacer arrenuncios, es decir trampas con los escuchos y no dudamos en arremangarnos para recogerlo todo.

Podemos saltar el bardal pero somos bardales y llevamos alguna carrillada, es decir que somos muy desordenados y nos llevamos alguna bofetada.

Berramos si un cámbaro nos muerde, es decir lloramos si un cangrejo nos muerde.


Estas son algunas de las expresiones que se utilizan popularmente en Cantabria y que definen nuestra manera de ser.